Nuevos trastornos en la era de Internet y el smartphone

Conciencia

Todos sabemos ya que Internet está presente en nuestras vidas de una manera parcial o total. Lo mismo ocurre con los smartphones, los teléfonos inteligentes que tan útiles son y tanto pueden ayudarnos. Como seres sensibles y maleables que somos, no estamos ajenos a la influencia que estas nuevas tecnologías pueden producir en nuestra forma de ver la vida, de relacionarnos y de vivir.

La invasión tecnológica ya está aquí y estamos más que acostumbrados a ver y convivir con los dispositivos móviles e inalámbricos. Según la agencia “We Are Social” unos 35,7 millones de españoles son usuarios de Internet. Palabras como tablet, wifi, la nube o iphone están totalmente incorporadas a nuestro lenguaje. Los más mayores bien porque han hecho un cursillo para aprender a usar el ordenador o ver las fotos de los nietos que envían por WhatsApp, los más pequeños porque despiertan su curiosidad o porque ven a sus padres usándolo, prestando a veces más atención a la notificación que al hijo.

Escribo sobre estos trastornos porque es algo que me preocupa y que cada vez más se da en la terapia: siento que la sociedad se aisla cada vez más de la realidad, “drogándose” en un Matrix más cómodo y placentero. Ya traté este tema en otro artículo, “La soledad en un mundo virtual”. Me inquieta ver a los más pequeños usando los móviles y entrando en cólera si se los quitan. Me entristece estar con alguien y percibir que es más importante lo que hay en su móvil que nuestra conversación. Me asusto cuando me identifico en alguno de estos trastornos y me pregunto si habré caído en sus redes, nunca mejor dicho.

No niego la tremenda utilidad de Internet o de un teléfono inteligente. Pero sí me cuestiono si estamos dejando que la tecnología sea la “inteligente” y nosotros, los seres humanos, los atontados. Como muchos aspectos de la vida, al final se trata de saber manejar las situaciones externas, los impulsos internos y la relación entre ambos. De cómo te relaciones con la tecnología dependerá que desarrolles alguno (o varios) de los trastornos que se están generando derivados de la presencia y uso de estos aparatos.

Los trastornos generados por un uso abusivo de las nuevas tecnologías están relacionados con la dependencia, la autoestima, la inseguridad o el aislamiento social... lo que llamamos tecnoadiciones. A continuación describo en qué consisten:

Nomobofia

El nombre es “nomofobia” y recoge el miedo a perder el móvil, a olvidarlo, quedarse sin señal (desconectado) o estar sin bateria y no encontrar un enchufe cerca, junto a la ansiedad que esta situación provoca. De hecho, puedes experimentar cambios de humor, palpitaciones, falta de concentración o iiritabilidad si crees que no lo tienes a mano y te estas “perdiendo algo”. Más adelante trato este punto ampliamente.

Más del 50% de los usuarios de un móvil inteligente sufren esta patología tecnológica.

¿Cómo resolver la Nomofobia?

Si sientes ansiedad al no encontrar tu móvil primero respira. Antes de dejarte llevar por los pensamientos alarmantes, sopesa las diferentes opciones: ¿dónde lo viste por última vez? ¿realmente lo necesitas en ese preciso instante, para qué?. Y, en último lugar, prueba a llamarte a tu número desde otro teléfono.
Si te quedas sin señal o sin bateria, primero pregúntate ¿se trata de una emergencia? Si no es así, ¿para qué necesito el móvil ahora?

Apacigua tu necesidad de tener o ver el móvil siendo consciente de para qué lo quieres y, posiblemente, sea para algo que puede esperar. Si lo consigues, serás independiente.

Apnea de WhatsApp

Más de una vez habrás ido por la calle escribiendo mensajes y has podido tropezarte o chocarte con alguien, Por lo que no es raro que ya exista esta “apnea de WhatsApp”, consistente en la comprobación compulsiva de los mensajes, pese a no haber recibido la notificación. El problema se agrave con la frustración que sentimos al no haberlos recibido.

¿Cómo resolver la apnea de WhatsApp?

Si te ocurre esto, lo primero es ser práctico: configura tu móvil y asegúrate de que te llegan las notificaciones, que suenan o vibran. Una vez hecho esto, tan sólo te queda calmar las ansias de recibir respuesta por parte de tus contactos: quizá no pueden responderte ahora, no saben qué decirte o no quieren hacerlo.

Calma tu ansiedad comprendiendo que esta aplicación es para enviar mensajes y que se responden cuando se puede, no se trata de una aplicación para chatear (ya existen otras para eso). Reduce la expectación a la respuesta, pues quizá no leas lo que a ti te gustaría. Es una manera muy sana de favorecer tu paciencia.

Efecto Google

¿Cuántas veces has intentado recordar algo y has acabado buscándolo en Google? Pues de eso trata el llamado “efecto Google”, el uso abusivo del buscador para recordar datos, perdiendo así capacidades para retener información de manera natural.

Tu cerebro ya no se esfuerza por recordar los datos, en algún lugar se implanta la idea de que “si no lo recuerdo/sé, lo busco en Google”. Se ha vuelto perezoso y ya se han disparado las alarmas que dicen que en el futuro afectará a nuestro cerebro y al rendimiento intelectual no sólo de la memoria si no de otras actividades.

¿Cómo resolver el efecto Google?

Ante cualquier datos que necesites saber, lo primero es distinguir entre si es algo que deberías saber o recordar, o es una información nueva para ti. En este último caso, entra en Google y búscalo.

Pero si es algo que tendrías que saber o recordar, plantéate primero hacer trabajar tu mente para dar con el dato. Es importante y vital que seas tú quien dé con la respuesta, ya que, además de mejorar tu memoria y rendimiento, también provoca la satisfacción y el placer de haber sido tú quien la ha encontrado, aumentando tu autoestima.

Depresión de Facebook

Esta es posiblemente la consecuencia más preocupante de las nuevas tecnologías, ya que afecta directamente a la autoestima, la confianza y la autoimagen que tenemos de nosotros mismos. Poder ver las fotografías de los demás, conocer sus logros y éxitos, o cotillear el perfil del ex puede influir negativamente en tu estado anímico y tu carácter, ya que compararte con los demás produce una sensación de que tu vida es menos interesante, que “disfrutas” menos, que nos has logrado el éxito o que tienes pocos amigos.
Las redes se han estructurado en escaparates donde tendemos a mostrar sólo los aspectos positivos de nuestras vidas, la cara amable. Y también desarrollan aspectos más negativos de la personalidad como los celos, la envidia o el deseo de venganza, así como las cyberagresiones, poder agredir impunemente al otro a través de Internet.

La “Facebook-depresión” se podría concretar como la depresión asociada a la interacción con las redes sociales (no solamente Facebook) o la ausencia de ellas. Cada vez más y más jóvenes usuarios se sienten deprimidos, esta sensación es directamente proporcional al tiempo que pasan conectados a la red social.

Cada “Me gusta” o “Retweet” cuenta como medidor del éxito virtual que tienes en Internet.

FoMO

Es posible que tu hijo no tuviera Facebook... hasta que algún amigo suyo se lo enseñara. Aparece un sentimiento de querer estar “ahí”, en la red, arrastrando esa necesidad de unos a otros rápidamente. Entre los jóvenes se ha desarrollado una gran presión para estar activos en las redes y no sentirse desplazados o rechazados. Este fenómeno ya se conoce por FoMO, el acrónimo en inglés de “Fear of Missing Out”, el miedo a perderse algo.

Este miedo siempre ha existido, cuando hemos hablado con alguien y nos ha contado lo que va a hacer el próximo fin de semana. El uso de los smartphones y la presencia online 24 horas al día han provocado que este miedo esté permanentemente presente.

¿Cómo resolver la Facebook-depresión?

Este es un punto más complejo, pues influyen muchos aspectos que atienden a la personalidad, el carácter y las habilidades de cada persona. La mejora de este tipo de depresión viene dada por el cambio de los hábitos:

  • Reduce el uso de las redes sociales, úsalas para mantenerte informado de los tuyos o lo que te interesa.
  • Acota el número de amigos a amigos en la realidad. Puedes tener 1000 contactos y que sólo 10 sean amigos en tu vida real.
  • Procura mantener el contacto con tus amigos en la vida real, Facebook y otras redes son sólo escaparates de una parte muy pequeña de tu vida.
  • Aprender a ver los “logros” de tus amigos como una faceta de sus vidas. Asume que sólo están publicando lo que les gusta.
  • Al publicar, pregúntate ¿para qué publicas? Si es para comunicar algo de ti, adelante. Si es para obtener comentarios, “Me gusta” o similares, replantéate si es necesario, pues estarás poniendo tu bienestar en sus manos.

Además de aplicar estos cambios, siempre es conveniente acompañarlos con terapia, ya que esta depresión es reflejo de unos patrones y condiciones preestablecidos, que han favorecido la aparición del trastorno.

Síndrome de la llamada perdida

Si alguna vez has escuchado el tono de tu móvil, como si te llamaran, y al mirarlo no ha sido así, has sufrido el síndrome de la llamada perdida (o fantasma), una alucinación (común al 70% de los usuarios que lo han experimentado alguna vez) en la cual tu cerebro asocia al teléfono con cualquier impulso que recibe, acrecentando este síndrome si estás estresado.

¿Cómo resolver el síndrome de la llamada fantasma?

Este síndrome se desarrolla a nivel neuronal, por lo que es más difícil aplicar una solución práctica. Sin embargo, podemos reducir el impacto que provoca: si escuchas tu móvil sonar y no es real, muy probablemente sea porque estás esperando una llamada o mensaje.
Respira, párate a percibir tus sensaciones, pregúntate ¿qué necesito que me digan, comuniquen? Dile a tu mente que nada es tan importante, que todo está bien así. Con cada llamada fantasma enséñale a tu cerebro a distinguir entre lo real y la alucinación.

Efecto Tetris

Este trastorno es similar al anterior, pues consiste en seguir viendo las piezas (o pantallas) del videojuego proyectándose en la mente incluso soñar con ellas tras haber pasado demasiadas horas jugando. En ocasiones, puedes experiementar una intensa frustración por querer borrarlas y no poder hacerlo inmediatamente, ya que se trata de un efecto residual.

¿Cómo resolver el efecto Tretis?

Es fácil: menos horas de juego. Reduce y reduce el tiempo que pasas jugando. ¿Realmente es tan valioso competir, conseguir las monedas o derrotar al clan rival? La vida está en las experiencias, más aún si es en contacto con otras personas, contacto real.

Obsesión por los selfies

Como hemos visto anteriormente, las redes sociales promueven un escaparate de lo que nos gusta de nuestra vida. Hacerse fotos o selfies y publicarlas es una manera de fomentar nuestros rasgos narcisistas. Podemos hablar aquí de una forma del trastorno dismórfico corporal que provoca una constante atención de la apariencia: ser el más guapo, atractivo o interesante.

Este síndrome se encuentra más habitualmente en jóvenes, influenciados por el “FoMO” comentado anteriormente. También en personas con un intenso sentimiento de superioridad que, como decía, procede de sus rasgos narcisistas o de su estructura puramente narcisista.

¿Cómo resolver la obsesión por los selfies?

Nuestra sociedad premia la imagen y la apariencia, nos desarrollamos en un entorno donde el aspecto manda. Por eso es tan importante saber apreciar los propios rasgos físicos, atributos y estilo de vestuario que usamos. Ante cada selfie ¿te sientes excitado o importante? ¿necesitas que los demás te vean para sentirte bien? ¿es posible omitir el selfie?

Aprende a manejar tu excitación evaluando si la foto es para obtener el beneplácito de los demás, siente que tú vales por ti mismo, independientemente de cómo seas, cómo vistas, qué cara pongas o quién te vea. Genera una autoimagen real de ti y favorece tu autoestima.

Cybercondria

Alguna vez has tenido algún síntoma extraño y te has puesto a buscarlo en Internet. Puede ser que haya sido peor mirarlo, ya que el diagnóstico que has encontrado ha sido de una grave enfermedad, alterando tu sensación interna, confirmando tus miedos o propiciando un estado de ansiedad innecesario, has desarrollado una hipocondria (o “cyberhipocrondria”) excesiva (y seguramente sin motivo).

Otro problema derivado reside en leer documentación que no cuenta con la validez y comprobación necesaria, escrita por personas nos cualificadas, y que pueden estar promoviendo otro tipo de medicina, de mensajes e ideas alejadas de un propósito resolutivo.

¿Cómo resolver la cybercondria?

Si existe una dolencia o síntoma, primero consulta a tus médicos. Ningún malestar o dolor físico se va a tratar sólo viendo la pantalla. Posteriormente, podrás informarte y acudir a otros enfoques que podrían ser de ayuda.

Cybermareo

Con los primeros videojuegos de realidad virtual comienza a aparecer desorientación y mareos en los jugadores, una sensación perturbadora entre la realidad y los virtual, como si de un Matrix o Avatar se tratase, salir y entrar de un estado virtual inducido excitante y novedoso a volver al estado real tan normal, apático y decepcionante.

La nueva interfaz de Apple iOS provocaba mareos, náuseas y hasta vómitos en algunos usuarios causados por la animación de los elementos en pantalla.

¿Cómo resolver el cybermareo?

Aunque este trastorno es menos frecuente, asegúrate de no exponerte demasiado tiempo a estos dispositivos. Si lo experimentas, tan sólo coloca tus pies en el suelo, separados uno del otro, mejor descalzos, deja tus rodillas algo flexionadas (que no estén rígidas) y fija tu mirada en un punto cercano, a unos 3 metros de distancia. Respira.

Adicción a Internet

Podemos usar Internet, pues es una herramienta muy útil y que nos ayuda en nuestro vida, en el trabajo, en las relaciones a distancia... El problema surge cuando necesitas estar conectado en todo momento, afectando a las demás áreas de tu vida.

También encontramos la adicción a los videojuegos online, que implica estar conectado a la aplicación jugando ininterrumpidamente para poder llevar a cabo las misiones, las fases o vencer al cyberjugador que se encuentra en la otra parte del mundo.

En algunos países (Corea del Sur) ya se ha regulado el uso de los videojuegos. De los 12 millones de usuarios de “World of Warcraft” el 40% es adicto a Internet. Existen programas de rehabilitación para este tipo de adicción. UNICEF ya ha advertido del peligro que conlleva el abuso de Internet. Y si hablamos de adicciones, podemos también hacerlo de adicción al cybersexo.

Mientras algunos expertos hablan de “adicción” otros lo hacen de “comportamiento compulsivo”. En cualquiera de los casos, es la persona quien se ve afectada por esta dependencia a Internet y a estar “online” en todo momento.

¿Cómo resolver la adicción a Internet, a los videojuegos o al cybersexo?

Como ocurre con la “Facebook-depresión”, la adicción a Internet es compleja y requerirá muy probablemente la atención de un especialista en la terapia, ya que puede mostrar los síntomas que cualquier otra adicción.

Tecnoestrés

Ya se habla de este tipo de estrés provocado por las nuevas tecnologías, especialmente en el ámbito profesional, en el cual contamos con una saturación de información que dificulta la concentración. Pero el problema es que estar siempre conectados implica también esta siempre localizables, lo que puede alargar la jornada laboral. Los jefes pueden demandar más trabajo a sus empleados fuera del horario establecido.

De aquí que se puedan desarrollar problemas para relacionarse con estos aparatos: la tecnofobia o rechazar el uso de los nuevos dispositivos. Me acuerdo ahora de que Steve Jobs no dejaba usar el iPad a sus hijos.

¿Cómo resolver el tecnoestrés?

El trabajo e Internet están cada vez más unidos, incluso en aquellas profesiones que no parecería así. Aprender a racionar el uso de Internet, organízate y atribuye las tareas que requieran de Internet realmente una prioridad igual a aquéllas que no lo necesiten, tómate tiempo para mirar fuera de la pantalla y apartarte del navegador.

Respecto al WhatsApp, puedes tener dos números: uno personal y otro para el trabajo, que podrás apagar al salir de tu oficina. En caso de tener una sóla línea de móvil, permítete dejar sin leer los mensajes de tu jefe hasta el día siguiente, pues se trata de tu tiempo y tu intimidad. Respeta tu tiempo libre primero para luego hacerlo respetar a tu jefe. Gana en seguridad y confianza.

Problemas físicos

No sólo nuestra psique se ve afectada por el uso de las nuevas tecnologías, el cuerpo también reacciona: desde problemas de visión (tensión ocular) y oído hasta dolor en los dedos y las muñecas, pasando por molestias en el cuello y espalda o menor calidad del esperma a causa del calor emitido por el móvil.

Conclusiones finales

Cada vez son más los casos en los que los hijos agreden a sus padres cuando estos les castigan sin el móvil. El móvil, ese aparato plano y brillante, se ha convertido en moneda de cambio para obtener lo que los padres quieren, con mayor o menor éxito, por supuesto. Es triste saber que hemos desarrollado una tecnología para ser más libres y estar conectados y que, sin embargo, ha conseguido lo opuesto: estar esclavizados a su hipnotizante repertorio de apps y desconectarnos de los nuestros y de la realidad.

Muchos de estos trastornos no sólo están provocados por las mismas aplicaciones y dispositivos, si no por las rutinas y hábitos que establecemos con ellos voluntaria e involuntariamente, y sabiendo también con gran parte está predispuesto a que ocurran debido a su carácter.

Está claro que Internet es una herramienta que nos proporciona un placer rápido, cómodo y fácil. Decía al inicio que se trata de saber manejar la herramienta (para que la herramienta no nos maneje a nosotros). Pero no siempre es fácil. Ante los hábitos sencillos y cómodos tenemos que poner la atención y luego el esfuerzo para crear hábitos donde seamos nosotros quienes elegimos cómo, dónde y cúando.

Algunas veces será efectivo y otras fracasaremos. Del ensayo y error es como aprendemos y, si queremos mejorar nuestra calidad de vida, la mejor forma es comprendiendo que podemos dejar que hagan por nosotros o ser los dueños de nuestra vida.

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