La coraza muscular es la capa defensiva que el organismo construye para protegernos de las amenazas, como si fuera una armadura.
Desde que nacemos el cuerpo reacciona ante los estímulos externos, que pueden ser vividos como ataques o amenazas. Estas reacciones se traducen en tensiones musculares.
Cuando las amenazas se repiten periódicamente, las reacciones se incrementan, dando lugar a tensiones musculares crónicas, y es aquí cuando se construye la “coraza muscular”.
La misión de estas tensiones es repeler el ataque: la musculatura se tensa y, como una malla impenetrable, rechaza la amenaza.
Sin embargo, la dificultad radica en que podemos estar percibiendo ataques cuando realmente no son así, tensionando la musculatura innecesariamente.
Es entonces cuando la coraza muscular se convierte en una prisión: no deja entrar lo que sucede fuera, pero tampoco dejar salir lo que sucede dentro. Lo que inicialmente se crea de manera natural para cuidarnos se transforma en lo que nos limita en la vida.
Asimismo, la coraza muscular influye activamente en la construcción del carácter de la persona. Es decir, la estructura corporal va a conferir una serie de atributos psicológicos que formarán parte de su personalidad.
Es necesario entender que las tensiones musculares crónicas derivan en:
- reducción y limitación del movimiento espontáneo y natural
- dolor muscular y articular
- represión de las emociones y dificultad para sentirlas y expresarlas
Segmentos corporales
Las tensiones se van produciendo en diferentes zonas o segmentos del cuerpo. Como si de cinturones se tratara, cada segmento se va a contraer limitando el movimiento y la expresividad.
En cada caso particular, tendremos uno o varios segmentos afectados.
Estos segmentos son:
- ocular: ojos, mirada, oídos nunca
- oral: succión, masticación
- cervical: cuello, cintura escapular
- torácico: respiración sin diafragma, brazos
- diafragmático: diafragma
- abdominal: abdomen, lumbares, vísceras
- pélvico: pelvis, pierna