Este lado se encarga de analizar la información, es la parte racional, intelectual, de nuestro cerebro. Busca y se encarga de lo práctico, como escribir o el habla. Racionaliza todo lo que ocurre, usando la medición, el tiempo o los números. Se encarga de establecer una conducta correcta y adaptable al medio social. Es el lado de las normas y las reglas, pues ese es su principal forma de estructurar la información. Es también el hemisferio de la seguridad, la comprensión lineal, la seriedad y la definición de todo.
El hemisferio izquierdo es el encargado de mantener nuestra actitud socialmente aceptable, para que seamos queridos por los demás, sometiendo cualquier idea, sensación o emoción a la razón, o censurándolas si hace falta. Aunque aparezca tristeza, rabia u otra emoción “fuera de tono”, el hemisferio izquierdo ahogará estas y cualquier emoción que perjudique a la integridad de la imagen que los demás tienen de la persona.
Y para procurar que en todo momento sea querido y aceptado por los demás, este lado hará de la persona un trabajador responsable, alguien eficaz, correcto y educado, entregado a lo que se espera de cada uno.
Este lado se encarga del aspecto creativo de la persona. En él surgen la imaginación, los sueños y la intuición. Se sirve de la información global para, a partir de imágenes y simbología, procesar la información. Este hemisferio se encarga de las emociones, así como de las relaciones, pues procesa los rostros de los demás. Trabaja con el espacio, la subjetividad, las metáforas y un orden intemporal. El arte y la sensibilidad nacen aquí.
El hemisferio derecho es el encargado de favorecer las relaciones interpersonales y el vínculo de estas, a través de la espontaneidad y de permitir la expresión de la persona como tal, “me muestro tal como soy”. Las emociones son atendidas sin importar qué las ha provocado, sencillamente están ahí, y este lado es el que las muestra y las expresa, conectando con la vulnerabilidad que todos llevamos dentro.
En general, esta parte permite sacar al niño que vive en cada persona, que necesita expresarse, ser impulsivo e irracional, a pesar de que esta actitud no esté bien vista. También esta parte es la que transforma la vivencia en una montaña rusa, ya que conecta las situaciones y experiencias con el mundo emocional.
Entonces, ¿con qué lado debemos quedarnos? Vemos que mientras el lado izquierdo analiza, el derecho sintetiza. Mientras que el izquierdo es racional, el derecho es emocional. La respuesta radica en el patrón o automatismo que vive afincado en nuestra mente y que nos ha condicionado durante toda la vida.
Obviamente, el ideal sería poder tener ambos hemisferios totalmente equilibrados y armonizados para que la seriedad de uno se contrarreste con la flexibilidad del otro, o el desbordamiento emocional de uno sea estructurado por la racionalización del otro.
Sin embargo, esto no suele ser así, y podemos observar cómo, en general, es el hemisferio izquierdo el que predomina en nuestra sociedad, donde el mundo adulto se ha convertido en trabajo, aceptación, corrección y el poder de la razón.
Teniendo esto presente, ya sólo queda concretizar que aquellas personas que tienen más desarrollado un hemisferio pueden procurar explorar y trabajar más con el opuesto, para así armonizarlos y crear un equilibrio sostenible entre ambos.
Si seguimos con la tendencia social de tener el hemisferio izquierdo más presente, entonces tenemos un deber pendiente con nuestro hemisferio derecho.
Gracias