Sexo como escapatoria
Sexualidad
Seguro que has conocido a alguien que no puede parar de practicar sexo o has oído hablar sobre la “adicción al sexo”, puede que tú te sientas un obseso por pensar frecuentemente en el sexo.
Sin embargo podemos dar una explicación a estas conductas que nos ayuden a convivir y manejarnos saludablemente con el / en el / con nuestro Sexo.
El Sexo es (también) una válvula de autorregulación de la tensión interna.
Significa que la práctica individual o acompañada de Sexo nos ayuda a reducir la tensión acumulada y a favorecer un estado interior más relajado y agradable.
Sin embargo, los condicionamientos socioculturales, las religiones y la educación distorsionan esta función natural del Sexo.
Lidiamos entonces entre una pulsión sexual interna que necesita expresarse y una limitación conductual externa que inhibe (y censura) esta expresión.
El no saber lidiar con estas dos energías implica una alteración de la expresión natural de uno mismo y su Sexualidad.
Y es entonces cuando el Sexo pasa de una expresión del Ser a un instrumento distorsionado del Ego.
Es muy común la masturbación compulsiva, la búsqueda de encuentros sexuales sin implicaciones emocionales o el uso del Orgasmo como descarga generando un vacío posterior: el Sexo al servicio de la desconexión de uno mismo.
Así pues, devolver al Sexo su función reguladora depende de “usarlo” o sentirlo, “escapar de él” o conectarse a él, “maturbarse sin más” o respetarse en su totalidad, “aliviarse” o amarse.