Este mudra también se conoce como el mudra de la Intrepidez, mudra de la Bendición o mudra de la Renuncia, según la influencia del texto donde se consulte, aunque quizá la representación más exacta sería la de mudra del “No-miedo”.
«Cuenta la historia que el malvado Devadatta incitó a un elefante para que atacara a Buddha. Este levantó su mano derecha en este gesto y el elefante se detuvo.»
Por tanto, este mudra representa la ausencia del miedo, la protección y la benevolencia.
Muchos dioses o representaciones de ellos aparecen en esta posición, incluso en la figura de Jesús o algunos santos.
Se realiza colocando la palma de la mano derecha hacia delante, abierta, con los dedos relajados, a la altura del corazón o del hombro, mientras que la mano izquierda reposa sobre el regazo.
En la medicina tradicional china, el centro de la mano es el punto “laogong” del canal del pericardio de la acupuntura, un punto ying por donde fluye la energía (Qì o Chi) hacia el dedo medio, naciendo directamente desde el corazón.
Este mudra nos ayuda a encontrar nuestro propio valor, ahuyentando el miedo, al mismo tiempo que sirve como bendición a uno mismo y a los demás. No es de extrañar que en la nuestra y otras muchas culturas se salude de lejos con este gesto, además de su uso en rituales religiosos o en las bendiciones que los reyes egipcios y los emperadores romanos ofrecían a sus pueblos.