¿Cuánto es el MIEDO que domina nuestra vida? Es una pregunta complicada con respuestas complicadas. El MIEDO está tan integrado en cada uno de nosotros desde que venimos a este mundo que nos resulta imposible concebirlo sin miedo. Lo que no sabemos o preferimos no saber es que ése miedo nos impide encontrar la paz anhelada y vivir plenamente.
Y no confundamos el miedo del MIEDO. Existe miedo a lo que nos puedan hacer (o no) los demás, pero el auténtico MIEDO y el más peligroso es lo que podamos hacer (o no) nosotros mismos.
Desde que he aprendido a tomar conciencia de mí mismo, me he dado cuenta de que el MIEDO no sólo está presenta en mi vida si no que la invade, la retuerce y la pervierte creando una disforme realidad en la cual no sólo debo recurrir al miedo para poder afrontarla, si no que además me arropo en él.
Tanto es así, que desprenderse del miedo, tan sólo intentarlo, resulta un proceso doloroso y frustante, aunque al final se transforma en un proceso revitalizante y revelador para quien lo disfruta.
Se tiene en la conciencia colectiva la idea de que lo contrario del AMOR es el odio. ¡Qué falsa creencia! El odio no es en sí nada, es un vacuo resultado de la raíz de donde nace, el MIEDO: lo contrario de AMOR es MIEDO.
El MIEDO nos paraliza, nos bloquea, nos impide, nos censura, nos fuerza, nos suprime y nos consume. Cualquier situación del día, dependiendo de nuestro proceso personal de autoconocimiento o terapia que sigamos, está marcado por una interna batalla entre AMOR y MIEDO. Sin saberlo, hasta cuando nos traen el café a nuestra mesa, el decir o no «Gracias» se convierte en una batalla campal: decirlo porque es lo adecuado es decirlo por miedo, decirlo porque no quiero que piense mal de mí es decirlo por miedo, no decirlo porque es su obligación es no decirlo por miedo... Sólo cuando se dice desde el AMOR desaparecen todas estas dudas.
El poder del MIEDO es tan grande que, más allá de usarse su forma más conocida en terrorismo, gobiernos, religiones, etc., se esconde dentro de cada uno de nosotros para atacarnos cuando estamos más desprevenidos.
Una situación de rabia con consecuencias letales no está provocada por una persona ajena, si no por la propia persona y su MIEDO interior. Quizá un miedo a perder el control de la otra persona, su posesión, miedo a sentirse por debajo del otro, miedo a la propia frustración...
Hace unos años se estrenó la película española “Cobardes” dirigida por José Corbacho y Juan Cruz que retrata el tema del miedo en una de sus formas, la social. Sin concretar demasiado la finalidad de la película y quedándose un poco coja al final en las pretensiones no cumplidas, sí es cierto que puede mostrar de forma más clara el MIEDO del cual estoy escribiendo.
A continuación, expongo unas cuantas frases recopiladas en la red:
- Cuántas cosas perdemos por el miedo a perder.
- El MIEDO te consume y te va dejando sólo.
- El MIEDO siempre ataca por donde más duele.
- El MIEDO es la gran barrera que te impide lograr tan anheladas metas.
- “El MIEDO es el más ignorante, el más injusto y el más cruel de los consejeros” por Edmund Burke.
Interesante lectura la de Metalgirl: “El miedo” en Metalgirl.