A menudo te sientes mal. No sabes bien qué ocurre, pero estás angustiad@. Puede que te falte el aire o tu corazón vaya más rápido. El agobio se extiende por tu cuerpo, tus emociones y tus pensamientos. Te cuesta relacionarte tranquilamente, como antes. Ahora te alteras más fácilmente, incluso te irritas. En tu trabajo rindes pero no es suficiente. En tu pareja no encuentras refugio. Vivir se te hace cuesta arriba. ¿Te has planteado si sufres ansiedad? Y si es así, ¿es una ansiedad limitante? Pero ¿cómo se pueden reducir los efectos tan desagradables que provoca la ansiedad?
La ansiedad forma parte de nuestra vida, más aún en la sociedad en la que vivimos. Sin embargo, experimentar ansiedad a menudo puede hacer de nuestra existencia un calvario.
¿Qué es la ansiedad?
Según la literatura tradicional, la ansiedad es una respuesta adaptativa del organismo frente a un estímulo experimentado como amenaza. Es decir, se pone en alerta frente a un peligro.
Además, la ansiedad se asocia también con la anticipación al futuro, el control y el miedo a perderlo, o ante una situación que, sin ser amenazante, supone un sobreesfuerzo.
La ansiedad por sí misma tiene una función de protección, sin embargo, el problema ocurre cuando se hace demasiado intensa.
Puedes sentirte ansios@ ante un examen cercano, al ir a casa de tus padres, al salir a la calle de noche, ante una enfermedad como el cáncer, por conducir tras haber sufrido un accidente, al ver una araña, por retrasarte a una cita importante, al imaginar situaciones de un futuro que aún no han ocurrido, al prepaparte para una conferencia, por ir al dentista, al intentar alcanzar excelentes resultados en la universidad, si estás en una situación donde no tienes el control... ejemplos donde la ansiedad puede aparecer interfiriendo, incomodando e impidiendo que tu vida sea más serena, relajada y satisfactoria.
El estrés y los factores estresante pueden estar asociados con la ansiedad, de tal manera que una situación estresante provoque ansiedad.
En cualquiera de los casos, la ansiedad provoca una sensación interna desagrable, molesta y desestructurante. Su intensidad difiere de una persona a otra y de una situación a otra, así como los síntomas asociados. Cada persona puede vivirlos de una manera muy diferente.
Los síntomas de la ansiedad
¿Percibes alguno de estos síntomas físicos o emocionales...?
- asfixia, taquicardia, mareos,
- sudor excesivo, temblores, boca seca,
- náuseas o vómitos, estreñimiento o diarrea,
- impaciencia, irritabilidad,
- hablar sin medida, tener que cambiar de sitio, alerta constante,
- mala memoria, dificultad para concentrarte,
- cansancio, mente en blanco, pensamientos negativos,
- confusión, incertidumbre, inseguridad,
- miedo a volverte loc@, a perder el control o a morirte...
Estos son los principales síntomas que reflejan un estado de ansiedad. Se pueden experimentar varios al mismo tiempo. Una suma de estos síntomas junto al miedo a no poder controlarlos puede provocar un ataque de ansiedad o, también llamado, ataque de pánico.
¿Se puede reducir la ansiedad?
Cuando nos damos cuenta de que vivimos con ansiedad, ésta es la pregunta más habitual. Del mismo modo que ha producido el estado ansioso a causa de diversos factores (familiares, sociales, ambientales...) podemos influir positivamente en la ansiedad para comenzar a reducir los efectos negativos que provoca.
Existen opciones que inciden en la ansiedad como pueden ser el yoga, las infusiones, las artes plásticas, la meditación... Sin embargo, con estas opciones se alivian los síntomas. Lo más recomendable es comprender qué es lo que provoca la ansiedad, para así combatirla desde su núcleo y, posteriormente, aliviar los efectos. Siempre desde una visión integral. Acudir a terapia es altamente aconsejable frente a los síntomas de la ansiedad, más aún cuando es una ansiedad limitante en la vida.
¿Cómo puede ayudarme la terapia?
La terapia contra la ansiedad te sirve de ayuda para:
- tomar conciencia real de los efectos negativos que produce en tu cuerpo, tus emociones y tus pensamientos,
- descubrir qué situaciones, personas, factores o contextos son los que la pueden provocar,
- aprender técnicas y estrategias prácticas que te ayuden a reducir los síntomas,
- detectar los patrones automáticos, las creencias limitantes o las resistencias que se activan al intentar afrontar la ansiedad,
- afrontar con tus recursos propios las situaciones que te provocan ansiedad,
- adueñarte de lo que sientes, piensas y haces, pues tú tienes las riendas de tu vida.
En mi experiencia, la ansiedad es un gran enemigo que limita, paraliza, aisla y minimiza la experiencia de vida. Tal es así que el temor a la ansiedad puede ser tan fuerte que evitemos situaciones cotidianas que antes podíamos vivir con normalidad.
No es necesario llegar a estar muy mal para comenzar una terapia y sentirte mejor, cuanto antes cuides tu bienestar y tu salud mejor será para ti y los tuyos. Te animo a que te des una oportunidad. Mi enfoque terapéutico que engloba los pensamientos, las emociones y las sensaciones corporales puede ser de gran ayuda para tus problemas de ansiedad.