Camino

El camino siempre está ahí. Que lo sepas ver depende de ti.

A veces quieres forzar un camino concreto, impulsado por los temores que te acompañan en la vida. Otras te dejas llevar por un camino ajeno que no es el tuyo propio, inundado de dependencia. Otras rechazas el camino que surge ante ti, creyéndote incapaz de transitarlo.

Sin embargo, el camino está ahí. Y no lo puedes forzar, ni sustituir, ni negar. Por que la vida te va a llevar hacia el camino que te pertenece, de una u otra manera.

Y es un camino que transitas tú, y nadie más, por el que pasarás en soledad. Nadie más puede caminar tu camino.

Caminos de piedras, de madera, de fango, de lava, de verdes praderas, de tierra firme, de cuestas interminables o caídas inacabables, directos, sinuosos, de arena blanca, repletos de niebla, con refugios, con arboledas.

Y ése paso a paso es el que te va a dar la sabiduría suficiente para comprender que estás preparadx para andarlo.

Te das cuenta de que es posible. Un paso te da más confianza. El otro te da más experiencia. Y el siguiente más valentía. Cuando miras a los lados, ves que no estás solx. Estás scompañadx por los caminos de las personas que te rodean, los suyos propios. Es reconfortante descubrir que, por más que andes tú camino propio, a tus lados hay otros.

Sabes que tú tienes el tuyo. Enorgullécete de ti y tu camino. Tu camino siempre ha estado ahí.