No es una película, pero tampoco hay muchas series de TV que dejen la huella que “A dos metros bajo tierra” dejó en su momento.
El 6 de mayo de 2003 se estrenaba en La 2 el episodio piloto de esta serie creada por Alan Ball que narra la historia de una familia, los Fisher, cuyas vidas girarán en torno a una funeraria, una muerte y el cómo afrontar ésa muerte.
“A dos metros bajo tierra” presenta unos personajes humanos, realistas, con virtudes y defectos, con potenciales y limitaciones. A lo largo de sus cinco temporadas, plantea multitud de situaciones dispares, algunas íntegradas coherentemente, otras creadas por el mero hecho de establecer tensión en la trama. Pero sea cual sea el motivo de las situaciones vivídas por los personajes, el mensaje que se mantiene en la memoria emocional son las respuestas, soluciones y actuaciones que dan a cada una de ellas, siendo esta la gran baza de esta serie.
Cada capítulo se inicia con un fallecimiento. Sin perder el entramado de la familia protagonista, cada fallecimiento implica y posiciona a los diferentes miembros, generando cuestionamientos, planteando opciones… abriendo la mente a nuevas alternativas que ofrece la vida.
Muerte, duelo y la pérdida, drogas y prejuicios, infidelidad, homosexualidad y sexualidad, religión y creencias, familia y vínculos, inmigración, enfermedades mentales o adopción son algunos de los muchos temas tratados que se desarrollan a través de los personajes, su vivencia personal e identificación emocional. Y es aquí dónde podemos aprovechar en profundidad cada capítulo, ya que nos podemos situar en la piel de uno u otro personaje: su vivencia e interpretación ante la vida puede servirnos para entender mejor nuestra propia vivencia e interpretación.
Con una apreciación más cercana a lo humano y las emociones, cada capítulo se puede transformar en una sesión terapéutica en la cual impregnarse de cada momento, dejarse llevar por lo que ocurre y, finalmente, abrir puertas a las sensaciones, las emociones o los cuestionamientos que nuestra cabeza puede estar realizando.
Sin duda alguna, la familia Fisher ya es un clásico referente en la memoria televisiva, y voy más allá, en la memoria emocional, puesto que el vínculo afectivo y la sensación de pertenencia al clan familiar pueden llegar a ser muy potentes.
Esta, junto a otras series de TV como “En terapia” o bien las películas que ya he tratado aquí, es un punto de partida para empezar a tomar conciencia de nuestros propios valores, juicios, creencias, planteamientos y enfoques que, en mayor o menor medida, finalmente nos limitan y autocensuran.
Alan Ball dirigió primero la exitosa “American Beauty” y en 2008 creó la serie vampírica “True Blood” que se ha emitido con igual resultado.
La serie está protagonizada por Frances Conroy, Peter Krause, Michael C. Hall, Lauren Ambrose, Rachel Griffiths, Freddy Rodriguez, Jeremy Sisto, Matthew St. Patrick, James Rockwell, Lili Taylor, Ben Foster, Joanna Cassidy, Kathy Bates, Patricia Clarkson, Mena Suvari, Eric Balfour y mi querido Richard Jenkins entre muchos otros.
Más información en es.wikipedia.org/wiki/A_dos_metros_bajo_tierra y la web oficial www.hbo.com/six-feet-under(en inglés).
Finalmente, como nota personal, recomiendo encarecidamente su visionado en versión original.