Voy a hablar hoy de qué ocurre con los conflictos en la pareja. Posiblemente te hayas preguntado en algún momento «¿cómo puede ser que haya tantos problemas de entendimiento? ¿ómo puede ser que todo sea un malentendido, que me interprete de otra manera mi intención inicial? ¿cómo puede ser que una cosita muy chiquitita se hace un pedazo de problemón enorme?».
Vamos a ver cómo estas situaciones se pueden afrontar y se pueden mitigar.
Una de las cosas que encontramos en las parejas, en las relaciones, es que al juntarnos una persona con la otra nos vamos a juntar, no solamente esta persona con esta otra, sino esta persona con todas sus historias, sus neuras y sus necesidades ,sus expectativas, sus sueños... con esta persona y todas sus neuras, sus expectativas, sus sueños, sus necesidades...
Esto es imprescindible entenderlo porque parece que juntos en pareja ya tiene que funcionar todo, pero es que venimos, o mejor dicho vamos, hacia esas relaciones con un bagaje, con una historia, con unas experiencias y unas aprendizajes que se ponen de manifiesto en esa relación nueva.
Así que a veces puede parecer que es fácil pero realmente no es tan fácil. De hecho las relaciones interpersonales son bastante complejas y, que funcionen y que ambas partes se sientan satisfechas, se sientan cuidadas, se sientan que todo va como a la gran mayoría, como cada una de esas personas quiere... a veces puede costar un poquito.
La gran pregunta (o la gran incógnita) es:
¿Cómo hacer para que mi relación de pareja vaya bien?
Sabrás que, para que tu pareja vaya bien, aparte de poder entablar con tu pareja los acuerdos, los pactos, la comunicación, ceder en algunos aspectos tuyos para favorecer los suyos, etc., vas a tener que atenderte a ti, vas a tener que mirar cuál es tu parte.
Porque cuando entramos en esta relación de pareja no solamente entramos ya está, sino que me junto yo con esa persona pero también toda mi historia, toda mi necesidad, aprendizaje, expectativas etc. Desde el enfoque terapéutico vamos a hablar de que me junto yo con esa persona y mi carácter.
Cuando esto se da el carácter se pone de manifiesto tanto cuando estoy yo solo o sola, cuando estoy con los amigos, cuando estoy con la familia y también, por supuesto, cuando estoy con la pareja. Esto quiere decir que el carácter va a influir, va a participar de cómo esta relación de pareja se va desarrollando.
Así que, cuanto más estudiado, analizado, revisado tengas tu carácter, más conscientemente y más responsablemente te vas a poder unir, acercar a esta relación de pareja, mientras que si ni siquiera sabes lo que es un carácter, no lo tienes visto o analizadono te has parado a pensar nada respecto a tu carácter... pues puede ser un bodrio, el fin del mundo, ¡la hecatombe!
¿Por qué? Porque nos juntamos con todas nuestras neurosis, nuestras necesidades, nuestros anhelos y nuestras heridas: heridas del pasado, heridas tempranas, y estas heridas asociadas, por supuesto, al carácter.
Es importante poder revisarlas. Te estoy dando pistas y claves para poder afrontar tu relación de pareja de una manera diferente.
¿Qué significa que yo me voy a analizar, a estudiar mi carácter?
Significa que, de alguna manera que para ti sea válida (puede ser a través de una terapia, hacer lecturas de libros que para ti sean inspiradores, a partir de una meditación constante y reflexiva, a partir de la asistencia a cursos o talleres de desarrollo personal donde puedas abrir tu conciencia a hacia ti mismo, hacia ti misma, hacia tu carácter) va a significar un cambio cualitativo. Es decir, si tú puedes estudiar tu carácter todo se va a ver de otra manera diferente.
Esto no significa que el hecho de conocerme o analizarme, verme, saber como soy, como actúo, para qué hago las cosas, vaya a ir todo como un camino de rosas o vaya a ir todo como la seda porque 1º conocerse o estudiar el carácter de cada uno no implica que no surjan conflictos diferencias; 2º que yo esté haciendo ese estudio o que yo haya hecho el estudio de mi carácter no significa que la otra persona lo haya hecho.
Por tanto me puedo juntar yo que si lo he hecho con alguien que no se conozca lo suficiente o que no sepa cuál es su tipo de carácter. De nuevo vamos a tener limitaciones cuando yo ya he realizado ese estudio, cuando yo me he acercado a mi carácter, me he revisado, sé de qué pie cojeo o sé cuáles son mis virtudes, mis potenciales, mis habilidades... pero también cuáles son mis defectillos, cuáles son mis limitaciones, cuáles son mis bloqueos... Así puedo dirigirme, unirme en relación a alguien sabiendo todo esto, sabiendo que mi carácter va a funcionar de esa manera.
Así pues, cuando hay un conflicto en esa relación de pareja, cuando se produce una diferencia, ya no es que «¡tú tienes toda la culpa!» «eres mala, eres malo» «es que lo has hecho fatal» «es que no me tratas bien» «es que no me siento querido o querida»... Todo eso ya no tiene sentido. ¿Por qué? Porque es que ya sé cuál es mi herida, ya sé cuáles son mis necesidades, ya sé cuál es mi parte frágil o vulnerable, ya sé todo eso y, sí, puedo jugar y puedo aparentar que no lo sé, simular que se ponen en funcionamiento otras estrategias donde la culpa es del otro o de la otra... Pero no sirve ya cuando tú tienes conciencia de cuál es tu carácter, cuando tú sabes cómo funcionas todo cambia. Y realmente es muy positivo, si todos todas hiciéramos este trabajo de autorreflexión, de mirarnos hacia adentro, de conocernos, de entendernos realmente todo sería muy diferente.
A veces no estamos en una disposición de poder pararnos y hacer este trabajo. Lo que es importante es que cuando ya me conozco, ya sé cómo funciono, ya sé como estoy en la vida... puedo dirigirme a esa relación de pareja, confiando que esa persona también tenga un interés por conocerse a sí misma.
Ya me puedo acercar a esa persona y los conflictos, las diferencias, las necesidades que son diferentes o las expectativas ideales que podríamos habernos forjado van a poder ser asimilados, tratados de una manera totalmente diferente.
¿Cómo tener una relación sana?
Hasta ahora te he explicado qué hay que hacer en un primer paso para poder acercarte a una relación de pareja. Ese paso consiste en mirarte a ti, conocerte, descubrir cuál es tu carácter y cómo funcionas.
Vamos a ver cuál es el segundo paso. El segundo paso es cuando entramos en interacción con la otra persona. Esto quiere decir que todo mi conocimiento de mí mismo va a estar al servicio de mí y de la relación con esa otra persona.
¿Quiere esto decir que los conflictos pueden no existir o que las diferencias van a ser nulas y que todo va a ser un camino de rosas? No tiene por qué ser así. Decía antes que puede ser que la otra persona no se conozca, no entienda cuál es su carácter, no haya hecho su trabajo o puede ser simplemente que la otra persona, pese a haber hecho ese trabajo, sigan dándose algunos conflictos o algunas disputas.
Cuando nos juntamos en la relaciones de pareja es importante poder tener un rasgo que seguramente ya has escuchado en otros sitios o has podido leer en otros sitios. Ese rasgo es la “asertividad”.
¿Qué es la asertividad?
La asertividad es la capacidad de poder manifestarte, decir lo que quieres, necesitas, te gustaría, tus opiniones pero sin una intención de querer modificar al otro o querer dañar a la otra persona. Así pues, la asertividad se plantea como un reto grande para todos nosotros de manera que podamos decir las cosas de una manera clara y directa sin una segunda intención de perjudicar, dañar o manipular a la otra persona. La asertividad es un rasgo muy apreciado en las relaciones porque gracias a ella vamos a poder situar en cada momento de la relación a la otra persona en donde estoy yo, dónde me encuentro
Si no soy capaz de decir las cosas claramente, abiertamente, si voy con segundas y voy con ironías, si voy con miedo, si me parece que decir lo que quiero, deseo o me apetece no va a ser bien recibido, etc. me lo voy guardando y en los momentos donde, desgraciadamente, aparecen las diferencias ese aspecto o esos temas que no he sabido decir adecuadamente, asertivamente, van a aparecer de una manera desorbitada, es decir, voy a decirlo de la peor manera, voy a hacer daño sin querer (o a lo mejor queriendo) y voy a provocar un conflicto mayor en la relación. Así que la asertividad se plantea como una gran estrategia para poder estar en las relaciones de pareja (también en las relaciones de cualquier tipo)
¿Ser asertivo significa soltar todo lo que pienso, todo lo que está dentro de mí, todo lo que estoy sintiendo? No. Ser asertivo significa decir o manifestar lo que necesito, lo que creo que es oportuno, mi opinión teniendo en cuenta también que tengo delante a otra persona y que, con lo que digo, se va a poder ver afectada, es decir, puedo influenciar a esa otra persona.
Así que la asertividad es un ejercicio de contención, de maduración, de reflexión y de comunicación. Por lo tanto es muy importante poder desarrollar esta asertividad en las relaciones.
¿Qué es la empatía?
A grandes rasgos empatía significa el poder ponernos o ponerte en la piel del otro, poder conectar con lo que el otro le está pasando, lo que está sintiendo, lo que está experimentando. Esto a menudo no es fácil, estamos mirando nuestro ombligo y es difícil mirar el ombligo de la otra persona. La empatía es una gran herramienta para poder expresarme asertivamente cuando estoy delante de la otra persona. ¿Por qué? Porque la empatía me conecta desde mi corazón al corazón de la otra persona: soy empático, estoy conectado con la otra persona, puedo ser asertivo y decir las cosas de una manera lo más amorosa posible, no hay intención de ningún tipo de hacer daño.
Sin embargo si me cuesta ser empático, o en este momento preciso no estoy siendo empático por lo que sea, puedo ser asertivo pero no conectado desde el corazón, soy asertivo quizás más razonablemente, desde mi intelecto.
Es válido también pero te aseguro que si puedes desarrollar en ti el poder de la empatía vas a poder manifestar tu asertividad de una manera mucho más cercana, más cálida y más amorosa hacia la otra persona y, por tanto, va a ser bien recibida, va a ser acogida por la otra persona.
Estas dos palabras, “asertividad” y “empatía” seguramente las has leído, escuchado en diferentes sitios como «esto es lo que hay que hacer para tener una buena relación de pareja». Y es verdad. Pero todo esto entra dentro de la comunicación. Es importantísimo todo esto para tener una buena comunicación con la pareja porque si algo perjudica y daña la pareja es la falta de comunicación. Y lo digo así de claro.
La falta de comunicación es mortal para las parejas así que ya sabes: hay que hablar las cosas con asertividad y con empatía.
Para finalizar voy a comentarte una cosita más que puede ayudarte para que tu acercamiento a la relación de pareja sea más fácil, más accesible y más llevadero para los dos.
Habla de ti y de tus sentimientos
Acuérdate de que es importante saber cuál es tu carácter, cómo eres, cómo funcionas... Eso ya es mucho, ¡es muchísimo! Luego, a la hora de dirigirte a la relación de pareja, saber que es importante dirigirte con asertividad y empatía. Ahora te voy a dar este truquito porque, posiblemente cuando hablas con tu pareja, salen estas maneras de decir «es que tú eres muy egoísta» o «no me haces caso» o «cuando dijiste esto de mí a tus amigos me pareces un poco borde» o «quién te manda hacer este plato de comida de esta manera cuando yo te he dicho que es de otra» o «nunca me tienes en cuenta ni me haces caso»...
¿Te suena todo esto? Lo que estamos haciendo en este momento es señalar con el dedo a la otra persona que está enfrente y decirle lo mal que lo está haciendo, lo mal que se está portando, lo estamos enjuiciando y esto a nadie le gusta, a nadie le gusta sentirse enjuiciado, a nadie le gusta sentirse señalado. Y es que a nadie nos gusta que nos digan lo mal que hacemos las cosas. ¿A ti te gusta? No ¿verdad?
¿Qué te parece cambiar el discurso, cambiar la perspectiva, y hacer algo totalmente diferente? Esto es hablar de cómo tú te estás sintiendo con lo que sucede, cómo a ti te afectan las cosas. Un ejemplo sería «con todo esto que ha pasado de las amistades la verdad es que me he sentido bastante dañado (o manipulado)» o «mi necesidad realmente es poder tener un círculo social más amplio, yo te quiero mucho pero quiero también cuidar mi parte sociable». Otro ejemplo sería «con lo que me has dicho antes a mí me ha hecho realmente caer en algo muy profundo y he conectado con un dolor que hace tiempo que no conectaba». Voy a ser asertivo ahora: «agradecería, por favor, que me pudieses decir las cosas con otras palabras y otro tono, ya que a mí esas palabras y ese tono me hacen alejarme de ti (o me hacen distanciarme de ti)».
¡Guauuuu! ¿Qué te parece esto? Poder hablar de esta manera a las personas es hablar de como yo estoy. Acuérdate que es importante saber poner a la otra persona en el sitio donde estoy, es decir, mostrarle donde estoy para que me conozca y vea cómo estoy y cómo me encuentro, qué voy necesitando, qué voy queriendo.
Poder expresarme de esta manera es hablar de mí, hablar de lo que a mí me atañe, como yo me siento, no estoy hablando de ti, no te estoy juzgando de nada, estoy respetando que tú lo hayas hecho así y estoy aceptando todo lo posible que tú hayas manifestado tus necesidades o tus opiniones de esa manera.
Después estoy siendo asertivo: estoy diciendo las cosas respetuosamente, cálidamente y claramente, y además estoy siendo empático: te estoy teniendo en cuenta.
¡Fíjate qué importante es todo esto! Así que ahora ya toca poner en práctica todas estas estrategias, estos trucos que no son más que una manera responsable, madura, adulta de poder acercarte, no solamente a las relaciones de pareja, sino hacia ti mismo, hacia ti misma.
Muchas gracias por tu atención.